Imbécil

Proviene del latín imbecillis, palabra latina formada con el prefijo privativo in- antepuesto a bacillum –origen de la palabra bacilo*–, que es el diminutivo de baculum ‘bastón’, con lo que imbecillis viene a significar literalmente ‘sin bastón’. Baculum proviene del griego baktron ‘báculo’, ‘bastón’, emparentado éste con la raíz indoeuropea bak-.

Imbecillis no tenía la connotación negativa que le damos hoy o la tenía de un modo diferente: significaba ‘frágil’, ‘débil’, ‘vulnerable’ y también ‘enfermizo’, ‘sin carácter’ o ‘pusilánime’.

Fue con estos significados con los que la voz imbecil –palabra aguda– llegó al español desde su primera documentación en 1524 y como tal figuró en la edición de 1780 del Diccionario de la Real Academia, pero en 1822 se introdujo el significado moderno, aunque los romanos ya usaban esta palabra con el sentido de ‘debilidad de espíritu’.

Hay quien opina que la acentuación actual como voz grave proviene de una mala interpretación del tilde en el francés imbécille, pero Corominas cree más probable que se trate de un error como el que ocurre, por ejemplo, cuando se dice sútil u hóstil, error que, a la postre, se impuso.
En psicología, imbecilidad es un grado de debilidad mental de menor gravedad que la idiocia o idiotez y mayor que la insuficiencia mental leve.

Estos textos ha sido extraídos de los libros de Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras y Nuevas fascinantes historias de las palabras.


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